Crónica de una Ruta Quilicurana

Crónica de una Ruta Quilicurana es una contribución de Tomás Quinteros, estudiante de periodismo, Universidad Mayor, quien actualmente se encuentra haciendo su práctica profesional en Fundación Gente de la Calle.

En su telúrico pasar el reloj estampa con hielo seco a esta tirtitona tarde el número 7. Son las 7 dice el reloj, son las 7 gritan desde el camión, son 7 los territorios a visitar. Son las 7 y la ruta Quilicura va a comenzar.

Donde las micros terminan su patiperro recorrer comienza la primera parada con el cerro Renca de fondo y la cancha Los Eucaliptus mirando de reojo. Ahí están los cabros bolsillo en mano vaporando escarchas bajo un cielo negro sin luna por llegar. 

La que sí aparece en su radiante caminar es la «Daniela Romo» que no nos pide la luna sino un momento pa soltar la lengua y alumbrar con el fuego de la conversa esta coexistencia quilicurana.

Suben las manillas del reloj y bajan los grados del termómetro santiaguino de este jueves eladio, más hela’o que pata de yegua. Y el viento se cuela por la carpa, ventana, ruco o por el alma. Pero, el viento no se va sólo se sabe que mañana hay que despertar.

A lo lejos en territorios alumbrados por los faroles rotos de la dulce patria una majestuosa luna anaranjada hace acto de presencia. 

-A veces es lo único que tenemos, lo que nos acompaña en la soledad.

No hay que abrir mucho los ojos para verlos meridoneando los bordes de la patria, la desnutrida patria nutrida de desigualdades.

A pesar de la ferocidad de los nuevos viejos tiempos, una poética arquitectura callejera da la bienvenida a la siguiente travesía. Don Comparichi extiende sus brazos y sale de su ruco con sus gatos y su gorro y su esencia única. Lo real y lo fantástico se yuxtaponen en el devenir callejero de Comparichi.

En estos días oscilantes educar la fibra social continúa siendo la necesidad más vigente de nuestros tiempos. El mundo cambia en un instante y nacemos día a día.

En la estrechez de los pasajes de la Parinacota se acerca una joven pareja. Mientras él responde una encuesta, Ella esboza con timidez que no le gusta recibir ayuda, pero que nunca está de más una ayudita. Respira y vota el aire frío y señala la cancha de baby donde alguna vez trazó estrellas en el universo pichanguero.

El tiempo sigue avanzando y atracito lo persigue la Ruta Quilicura, que va a parar donde el sol se esconde a los pies del cerro con los neumáticos esparcidos salta de su barco urbano el Jack Sparrow. 

Antes de la despedida el Jack posa a la cámaras y se raja con una confidencia, saca del baúl de sus tesoros de su barba y muestra su gran amor cosido a su piel: el chuncho de su Universidad de Chile.

-Antes iba siempre al estadio, pero siempre en solitario no iba en piños ni nada.

La esfera sigue girando, 7 fueron las paradas y 7 son los puntos que el «Conejo» mete en su mesa de pin pong en la esquina de «Los Chichas Pub». Hace frío y la noche corre donde las almas caminan crudas. Las palabras sobran cuando se vive cobijado a las sombras.

Esta contribución fue elaborada en el contexto del proyecto Calle Asiste y alude a las Rutas Calle ejecutadas en la comuna de Quilicura el pasado martes 14 y jueves 16 de junio. Fue la tercera Ruta del año y se enmarca en el proyecto Chile Compromiso de Todos del Ministerio de Desarrollo Social y Familia que el equipo de Atención de Gente de la Calle esta ejecutando.