Ficha de Protección Social: restablecer las prioridades.

 

Recientemente (octubre de 2011) el Juzgado de Policía Local de San Antonio (V Región) sentenció a una persona por adulterar (i) la  información entregada tendiente a su caracterización socio-económica, para acceder a beneficios y prestaciones otorgados por el Estado para los segmentos pobres del país.

La medida busca dar una clara señal de la priorización por la transparencia y eficiencia en la entrega de las oportunidades y recursos a quienes son más vulnerables y se encuentran expuestos con mayor rudeza a los riesgos de una economía competitiva y desregularizada. Para ello, se están revisando los instrumentos  y la información disponible. Al menos 4.000 encuestas podrían haber sido adulteradas (ii).

En la misma dirección va la investigación iniciada a los conjuntos habitacionales construidos y otorgados con subsidios estatales, en el que un número similar de casas no fueron utilizadas por aquellos a los  que el Estado benefició, con una inversión cercana a los 100 millones de dólares (iii).

 

Al respecto nos cabe señalar que esperamos la misma eficiencia para investigar y transparentar la situación de muchas personas en situación de calle  a las que se les aplicó la Ficha de Protección Social obteniendo puntajes que en nada se condicen con la realidad.  Tenemos casos con 11.000 puntos, que han tenido que ser re-evaluados una vez que hemos constatado lo absurdo de ello.

Transparentar la situación de los que abusan, tanto como la de aquellos que se encuentran vulnerables es una tarea necesaria, toda vez que este es el mecanismo de acceso, la puerta de ingreso a los servicios, oportunidades y acompañamientos necesarios de aquellos que más requieren el aporte responsable de las instituciones (públicas y privadas) para superar las condiciones de riesgo asociadas a la pobreza económica y a la exclusión social.

Cuando las personas dejan de confiar en las instituciones y en los instrumentos que estás generan, cuando se rompe el dialogo y la información que circula es de baja calidad, se producen fracturas que no puede ser avaluadas en dólares; pues la cohesión social, el sentido de unidad y de protección social no se compra, aunque algunos quieran adulterarlo.