La Olla Común: Patrimonio Cultural

A fin de mes se festejará un nuevo Día del Patrimonio Cultural en Chile, actividad que ofrece la posibilidad de disfrutar de la historia, la arquitectura y conocer lo más importante de la cultura nacional, este año de manera virtual. 

La Olla Común no está en la ruta del patrimonio, sin embargo, aparece como algo totalmente autóctono en situaciones complejas y hace gala de la solidaridad del pueblo con sus semejantes en tiempos de crisis como en esta pandemia.

Soluciones sociales 

Más que las cajas de alimentos otorgadas por el gobierno, la ayuda de personas anónimas, organizaciones y fundaciones han destacado este último tiempo. Ollas comunes en diferentes puntos del país hacen frente al grave problema del hambre que sufren innumerables familias y personas.

En cuanto a alimentos, Fundación Gente de la Calle ha entregado raciones de comida a personas en situación de calle, vecinas y vecinos de la comuna de Recoleta durante el mes de mayo. Además, se han entregado alimentos a personas en situación de calle del sector de la Vega Central.

Ignacio Silva, del equipo de Redes Colaborativas, Fundación Gente de la Calle comentó que «estamos apoyando y asistiendo humanitariamente a personas en situación de calle durante la crisis sanitaria».

Igualmente, Silva manifestó que «el trabajo profesional y el entusiasmo sobra desde este Equipo de Trabajo, lo que se ve plasmado en el trabajo en terreno, la olla común, la atención presencial bajo un enfoque socio sanitario, aportando con donaciones a campamentos».

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Este trabajo, refleja el apoyo de trabajadores, socios, colaboradores, voluntarios, redes institucionales y la comunidad en su conjunto. La colaboración de quienes han hecho aportes, ha sido fundamental.

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El hambre y la «tradición» de la olla común 

Foto: Manuel Urra.

Foto: Manuel Urra.

Probablemente los registros más destacados de la solidaridad del pueblo para combatir las diferentes crisis que han azotado al pueblo chileno comienzan en 1929, producto de la Gran Depresión.

En aquella instancia se organizaron ollas comunes en barrios populares para batir el hambre de la ciudadanía más desvalida. A principios de los años 80 en plena dictadura militar, cientos de organizaciones se crearon para enfrentar colectivamente la pobreza usando el mismo método de 1929.

Actualmente, este 2020 se ha tenido que recurrir a la misma estrategia para enfrentar el hambre que se ha generado en los sectores más vulnerables del país. 

El coronavirus ha destapado no solo la desigualdad en términos de acceso a la salud, o de empleabilidad, además demuestra la enorme brecha que existe entre ricos y pobres. Que se venía exacerbando en las protestas que comenzaron el 18 de octubre. 

Foto: Archivo Histórico.

Producto de la pandemia y la Ley de Protección al Empleo la cesantía se ha instalado como uno de los problemas más graves y de impacto más inmediato. Si no hay trabajo no hay ingresos, por lo tanto no hay que comer.